“La vida es equilibrio. El objetivo es volver de las vacaciones con mejor aspecto que antes, no peor”, dice la terapeuta nutricional Angelique Panagos. Esto es lo que necesitas para no perder el control:
Lleva siempre algo sano para picar
Antes de salir de casa, llena una fiambrera con algo para picar. “Llévate almendras, nueces o anacardos crudos: todos frutos ricos en grasas saludables, calcio y potasio. Las manzanas son perfectas para los viajes porque resisten bien los golpes, a diferencia de los plátanos, que se te pueden aplastar en la mochila”, dice Panagos. Y si vas a tener que comer o cenar por el camino, prepara con antelación algo que llene y que sea fácil de comer con las manos, como pechuga de pollo y tomates cherry.
Compensa el exceso de calorías
Según Panagos, en cada comida es importante consumir proteínas (huevos, pollo, pescado o legumbres) y una porción de verduras para ingerir una cantidad adecuada de fibra. “Asegúrate de tomar suficientes grasas saludables (como las del aguacate y los frutos secos), y si bebes alcohol, hazlo con moderación”, añade.
No dejes que los horarios se vuelvan un caos
Durante las vacaciones, no existen los horarios a la hora de comer. “Entonces es cuando entra en juego la bolsa de la playa o de viaje. Si antes de salir te propones llevar algo sano para picar, las probabilidades de comértelo serán mayores. Como se ha dicho antes, la fruta fresca y los frutos secos son una muy buena opción, pero si encuentras algún supermercado por el camino, también puedes comprar algunas verduras para comer crudas o hummus”, dice Panagos.
Convierte el aperitivo en algo nutritivo
“Debes evitar los fritos y el pan. En su lugar, puedes comer aceitunas, tomates secos o calamares a la plancha”, explica Panagos. La nutricionista también recomienda comer con cabeza. Si estás al sol, toma alimentos buenos para la piel y con muchos antioxidantes, como el tomate, el pimiento o los frutos del bosque. Y si lo que quieres es evacuar mejor (y tener un vientre plano), elige alimentos ricos en fibra como las verduras verdes.
Contrarresta el exceso de alcohol
El alcohol es alto en calorías y azúcar, pero eso no significa que no puedas tomarte una o dos copas. “No tomes más de dos copas al día. Si bebes vodka, mézclalo con agua con gas y lima fresca para mantener a raya las calorías. Bebe vino en copa pequeña, y lo mismo con la cerveza: pide quintos o cañas en lugar de jarras. Y no te olvides de beber un vaso de agua después de cada copa”, dice Panagos.
Baja el ritmo, pero no pares
“Puede que no tengas cerca ningún gimnasio, así que mete en la maleta unas zapatillas, una comba y unas gomas de resistencia”, recomienda el entrenador personal Jarod Chapman. “Utiliza las gomas para ejercitar los bíceps o para hacer press de hombros, sujetando la goma a la pata de la cama. También puedes hacer abdominales: túmbate bocarriba y dobla las rodillas, despega los pies del suelo y levanta las rodillas hacia el techo. Poco a poco, levanta la espalda del suelo. Baja la espalda de nuevo y mantén las piernas flexionadas a 45 grados. Intenta hacer tandas de 20 repeticiones. Sal a correr, monta en bici o haz unos largos en el mar a primera hora de la mañana para activar el metabolismo y quemar grasa. Seguramente preferirás salir a tomar algo a las ocho de la tarde en lugar de a las ocho de la mañana. También puedes buscar un banco en el que hacer flexiones o fondos de tríceps. Por último, queda con tu familia o amigos y jugad a fútbol, a vóley playa o al frisbee. Esta es una forma fantástica de hacer ejercicio cardiovascular, que también es importante para la salud”.